HOTELES EN ANDALUCÍA presenta un gran número de ele­mentos diferenciadores que le confieren la con­dición de destino turístico único, de destino turís­tico privilegiado. La veracidad de tal afirmación es evidente, no sólo por la calidad de su oferta, sino tam­bién por la calidad de la misma.

Es manifiesta la importancia que supone para un destino presentar una oferta atractiva y de calidad, y en este contexto tenemos que destacar el elevado número de establecimientos y plazas hoteleras de alta categoría existente en la Comunidad Andaluza; el gran atractivo de sus parques naturales, su fauna y sus paisajes; las grandes ciudades con un patrimo­nio histórico-cultural inalcanzable para el resto de competidores; las innumerables, aunque poco explo­tadas, posibilidades para el turismo activo; nuestra oferta de campos de golf y de ocio, como puertos deportivos, parques de atracciones, actividades depor­tivas y de diversión, festivales, etc. Todo ello contri­buye a otorgar al destino Andalucía la calificación de privilegiado.

En este contexto, nadie duda que otros destinos tienen mejores playas, o parques naturales, o yaci­mientos arqueológicos, o gastronomía, o patrimonio histórico-artístico, o clima, o empresas de ocio…, pero también podemos afirmar sin equivocarnos que si Andalucía mantiene el liderazgo en el contexto turís­tico internacional es en base a que la coincidencia de atractivos de toda índole fundamenta su conside­ración de destino único, de destino privilegiado.

¿Qué otro lugar tiene las playas que tiene Anda­lucía, el atractivo sistema de ciudades que tiene Anda­lucía, y la singularidad de la Alhambra granadina o la Mezquita cordobesa; la monumental Ronda mala­gueña o la renacentista Baeza jiennense; los pueblos blancos gaditanos de Grazalema o el Parque Nacio­nal de la Doñana onubense; la Alcazaba alménense o el barrio sevillano de Triana?.

¿En qué otro lugar existen cientos de pequeños pueblos blancos que, como diría el profesor Arangu-ren, son en sí mismos tan monumentales como la Catedral de Burgos? ¿En qué otro lugar se puede pasar del baño en el mar a la práctica de deportes de nieve en menos de dos horas?

¿Qué otro lugar ofrece el turismo de sol y de playa y la posibilidad de complementarlo con el aprendi­zaje de idiomas, con la práctica del golf, con la acti­vidad en puertos deportivos, con lugares adecuados para congresos y reuniones, con el turismo de salud, gastronómico, cultural o ecuestre?.

Y a todo esto hay que unir elementos diferencia-

dores y casi únicos: el mejor clima de Europa, la hos­pitalidad de los andaluces y las peculiaridades de nuestra forma de vida. Estos tres factores, unido a lo anterior, hace que cuando un turista conoce Anda­lucía quiera volver a Andalucía y que cuando la ha visitado varias veces quiera vivir en Andalucía.

Obviamente, no todo es de color de rosa. Existen factores a mejorar como, por ejemplo, la alta con­centración/dependencia de los mercados emisores británico y alemán y la permanente lucha por la bús­queda de la desestacionalización del destino. Debe­mos seguir apostando por cualificar nuestra oferta y diseñar instrumentos para captar turistas de mayor capacidad de consumo. Los destinos deben empezar a preocuparse por primar la calidad sobre la canti­dad.

En la parte cualitativa, los esfuerzos deben seguir orientados a una adecuada planificación turístico-territorial (Plan Qualifica); una indiscutible apues­ta por la nuevas tecnologías (Andalucía en Vivo, cam­pañas de marketing on-line); el impulso de la calidad como garante permanente de la diferenciación de nuestro destino (Plan de Calidad Turística); y la apli­cación real y no teórica del modelo de sostenibilidad (Plan General de Turismo Sostenible).

En el plano de las cifras, los números muestran un ritmo de crecimiento continuado en los turistas que eligen Andalucía para disfrutar de sus vacaciones. En 2007 casi se alcanzaron los 26 millones de turis­tas, con un crecimiento del 3,3% con respecto al año anterior. En los hoteles de nuestra comunidad se gene­raron, durante el pasado año, un total de 44,8 millo­nes de pernoctaciones, atrayendo a uno de cada cin­co viajeros alojados en hoteles de España. Todo esto tiene su claro reflejo en la importancia económica del turismo para Andalucía, donde se estima que genera entre el 11 y el 12% del Pffi y en torno a 440.000 empleos anuales.

Como cada año, las previsiones para la tempora­da estival se convierten en el mejor termómetro para determinar cual será el comportamiento de la indus­tria turística andaluza. Todo apunta a que, pese a la desaceleración económica actual, los datos en el comienzo de la temporada van a confirmar el buen comportamiento esperado en el presente ejercicio, con expectativas de crecimiento del 3 %.

Andalucía tiene los componentes cualitativos y cuantitativos para seguir manteniendo el liderazgo entre los destinos turísticos internacionales. En la fortaleza de nuestra principal fuente de empleos y riqueza nos jugamos parte de nuestro futuro. Y el reto para alcanzarlo con éxito no es otro que propiciar de manera decidida y continuada el reconocimiento de Andalucía como destino privilegiado en el concier­to turístico internacional.